CRÍTICA

Como consignas que salen de la pared: la necesidad de ira de Ernesto Azzar

Por Guillermo Ardissoni

En el marco de la V Feria del Libro de Cartagena, durante el verano de este 2020, el poeta sanantonino, Ernesto Azzar, ha lanzado la plaquette titulada Necesito Ira. Una autoedición manufacturada por Piélago Ediciones, desde la misma ciudad de San Antonio. Se trata de un trabajo poético de gran alcance y potencia incomparable que, sostenida en un sistema de resignificación de ciertas palabras, logra erigir una estética de la recuperación: tanto en un espacio público como íntimo. Por tanto, es completamente necesario e importante comentar aquellas palabras con las que Ernesto malabarea para intuir la huella sobre la arena que pretende marcar con ellas. Si no lo hiciéramos, decir cualquier cosa sobre su poética, sería hablar en vano. 



En contexto, la obra se abre con el anuncio de la transformación surgida a partir del estallido social de octubre de 2019. Es una transformación que desde una lengua subversiva intenta describir la transformación del espacio sanantonino, asediado por “máquinas tiesas”, en un lugar donde la “mueca” toma su lugar y se convierte en “grito”, “ladrido” o “consigna” en la pared. Los poemas de Necesito ira, describen esta transformación social como un derrumbe frente al cual muchos significados son derribados para permitir el paseo “descalzo entre las ruinas” (14). 

A este respecto, la resignificación de la mierda que se vuelve grata; la caída de los cadáveres en vez de su ascensión; la conversión del grito en ladrido, lo cerdo y lo humano; la ruina como el espacio donde pasear tranquilo y triunfante; la resignificación del amor a través de la analogía del fuego y el neumático, imagen de lo nuevo que se va a encontrar en el espacio refundado; y la explícita usurpación del color verde por parte de la policía uniformada de Chile, son ejemplos del derrumbe simbólico que Azzar registra a través de su poesía. 

Precisamente, es la poesía de Ernesto la que alcanzamos a atisbar a través de los poemas que componen Necesito ira. Una poesía que presenta, a través de un sistema de resignificaciones, una posible Estética de la Recuperación en la que Ernesto Azzar logra decir: basta, hay que quemarlo todo pues recién ahí podremos sonreír. 

Pero la plaquette tiene también otra cara, pues no solo se trata de espacios compartidos representados en la idea del paseo, la pared o el neumático que se quema, sino también de un espacio íntimo. Necesito ira describe con fervor la reprimenda, tanto hacia el propio hablante como a un lector que es incapaz de pasar a la acción, de incluirse en la lucha callejera y que se “atreve a gastar el aire que otros pelean”, como señala en “Misa en tropía”. Y tal vez haya que decirlo, es en este punto cuando el hablante consigue erigir un individuo -que además trasciende a persona y ciudadano- al que la necesidad de ira se le hace tanto o más urgente que al autor. Por esta razón, es importante recibir la necesidad de ira cantada por Ernesto Azzar como una urgencia de nivel social en el cénit del estallido. 

Ahora bien, la interpelación manifiesta de la obra, “pequeño animal/das vueltas sobre ti mismo/Cómodo”, que recrimina a la comodidad directamente en su absurdo. funciona también como una invitación: “debes ser como el perro/estar atento/Mira”. Una invitación por partida doble: necesita unx y necesitamos todxs más ira para convertir el grito en ladrido y ser el sismo en el Chile que nos cae encima. Al final, el sistema de resignificaciones funciona como un contraataque al exponer el reverso latente, nacido de la ira que había estado perdida durante tanto tiempo o macerándose en algún lugar dentro de cada unx. 

Necesidad entonces, urgencia de ira, urgencia de acción movida por la ira: urgencia de lo bestial para resignficar lo que ha permanecido inmóvil y recuperar lo usurpado. Ira como coraje, pero también como convicción, como amor a la libertad que falta donde el que no se rebela, vive encarcelado. Ante eso, indudablemente, todos necesitamos un poco de ira.

Cartagena, Febrero de 2020.

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