San Antónimo Post-Cuarentena & la Ronda Espontánea

El viernes 8 de enero del 2021 mi inocente alter ego quería hacer la primera tocata de la década (ambiciosa-mente la del pobre) pero no se pudo porque reforzaron la Cuarentena y las prohibiciones y hasta la música casi se volvió un asunto de vida o contagio. Pero como todxs somos porfiadxs en el puerto herido, en vez de una tocata empujamos los "Guitarreos Fugaces" en el Parque DyR. Mi asunto hoy, en todo caso, no es solo el guitarreo o las ambiciones sepia de este cabro chico que traigo a cuestas, sino la ronda en la que terminamos cantando y que se me volvió a repetir en Cartagena el domingo 10, en la conmemoración del cumple 128 del poeta Huidobro.

(Foto del primer guitarreo en el DyR. En verdad no fue en ese lugar pero así iba a hacer antes de que surgiera la idea de la Ronda. Mi madre hizo esos banderines para que no se creyera que los pelusones andaban canturreando al peo no más por ahí).

Al principio solo convocamos a algunas personas para compartir un guitarreo fugaz en un lugar secreto y lo que terminó siendo fue hasta mágico (quisiera decir). Nos juntamos 29 en un claro del bosque y cuando íbamos a empezar, alguien propuso que lo hiciéramos en ronda para que cada persona cantara una canción y luego pasara la guitarra: ¡qué más fugaz! Lo mejor fue que la dinámica abrió el diálogo y batimos lengua sobre la música de San Antonio, sobre los temas que fueron saliendo y, por supuesto, sobre el fucking cemento que es telón de fondo de la ciudad: su tonto puerto. Toqué yo (tocamos), la Malandra, el Milthon y el Pape (que fueron quienes apoyaron la idea desde el principio), pero también cantó el Maña con el Javi, el Cherkán Pancho y el Bizarro (que se mandó el show, como había advertido). Dialogamos casi todxs y estuvo re bien... (por lo menos mi inocente quedó prendidísimo con seguir motivando estos fugaces). 

(Patio Ferreiro es una Hostal muy linda que hay en Cartagena y que, durante los últimos años, ha estado atenta al asunto huidobriano cada enero que llega).

La cosa es que el domingo fui al Micrófono abierto que habían convocado los huidobrianos de Cartagena y me enganché en un evento re bonito que se hizo en el Patio Ferreiro y donde la Ronda me volvió a pillar. Tuve que esperar casi toda la tarde para tocar eso sí (por razones que redactaré en otra ocasión (eso dice mi inocente)) pero valió la pena porque terminamos cantando con mi amigo Carmelo, el Bolerito Desgraciado de Martín (¡un títere brígido que cantó antes de mí en la ronda!) y el Matías Cena que estaba ese día y que, sencillamente, me dejó loco. 

(¡La tremenda foto que había en internet!)

Toqué (tocamos) al fin después de un año tan lleno de cosas pero tan contenido que no pudo ser un mejor comienzo de década este de partir soltando la energía en un círculo de ronda. La Mistral hablaba tanto de ellas y creo que jugué tan poco a la ronda cuando niño que esta es una nueva vuelta que me doy hacia ella y casi que la veo pasar cagada de la risa. Supongo que por lo mismo me estoy dando el permiso de escribir estas crónicas, porque quiero ir soltando estas manitas con las que giro para revisitarlas en el futuro con más ingenio que el de hoy y hallarlas crecidas como plantas en este jardín de signos. Lo bueno es que la ronda va a seguir girando y hasta el momento parece que reinventa, espontáneamente, un espacio de música en un puerto lleno de ruido.  

Anti epígrafe

"Aquí es el trance de volverse niño y aventurar el amor propio, aceptando el balbucear, el caer de bruces a cada rato y el oír las risotadas del corro. Y el reído ha de reír con la clase entera y no enojarse como los vanidosos" G.M.

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